Como
cualquier arqueólogo sabe, en todas partes del mundo las pisadas
de búfalos de agua, cabras y otros animales han sacado a la
vista gran cantidad de objetos de épocas prehistóricas.
Sin embargo, un reciente estudio pone de manifiesto que en regiones
húmedas, las pisadas de animales de gran peso hunden aún más
en la tierra estos vestigios, haciendo que parezcan más antiguos
de lo que realmente son (y pueden serlo varios miles de años,
en algunos casos).
Los expertos suelen datar los objetos de la Edad de Piedra,
que comenzó hace más de dos millones y medio de años, en función
de la profundidad a la que se encontraron: dicho de otro modo:
cuanto más profundo está enterrado un objeto, más antiguo es.
Existen otras técnicas para datar hallazgos arqueológicos, pero
muchas de ellas, como la del carbono, se basan en elementos
que no se encuentran físicamente en la piedra que los sustenta.
"La
medición del tiempo por el método del carbono únicamente puede
hacerse cuando el material orgánico está incrustado en la piedra",
explica Metin Eren, el arqueólogo autor del estudio que nos
interesa y profesor de la Universidad Metodista de Dallas (Texas).
Lo que Eren quiere decir es que si, por ejemplo, nos encontramos
un resto arqueológico junto a una ramita de árbol, "hay
que datar primero la ramita y dar por hecho que el resto tiene
la misma edad".
Pero este nuevo estudio, publicado en el Journal of Archaeological
Science,Eren y su equipo de investigadores demuestran que hay,
como poco, una forma en que este método puede llevar a falsas
conclusiones.
El
barro ablanda los datos
Hace mucho tiempo que los arqueólogos son conscientes de que
las pisadas de animales cambian de posición los vestigios que
ellos encuentran—a veces, mucho tiempo después de que la población
humana que dejó el vestigio abandonara el asentamiento—y han
llevado a cabo muchos experimentos en terrenos secos a fin de
afianzar hipótesis y eliminar dudas.
El estudio de la Universidad de Dallas es el primero que investiga
los efectos de las pisadas de animales en tierras húmedas, como
las que se hallan junto a fuentes de agua, tierras en las que
es más habitual encontrar asentamientos humanos.
En uno de sus experimentos Eren, maestro en el arte de imitar
vestigios, fabricó réplicas de herramientas de la Edad de Piedra
y él y los miembros de su equipo de trabajo las enterraron al
azar en terrenos empantanados del valle del río Jurreru, en
India. A continuación, pidieron a los pastores del lugar que
soltaran a sus búfalos por la zona. (Ver también "Ancient
Stone 'Tools Found; May Be Among Americas' Oldest.")
"Entonces
dejamos que la tierra y los restos que habíamos metido en ella
se asentaran y que los sedimentos se secaran. Y luego excavamos
el terreno, igual que si fuera un yacimiento recién descubierto,"
explica Eren. "Para nuestra sorpresa, las cosas se habían
alterado mucho más de lo que pensábamos."
En algunos casos, las pezuñas de los animales habían enterrado
las muestras hasta una profundidad de más de 20 centímetros,
lo que puede variar el cálculo de su edad real en varios miles
de años. (Relacionado: "'Thor's Hammer' Found in Viking
Graves.")
Pero también vimos que el paso de los animales había hecho que
otras muestras parecieran menos viejas de lo que en realidad
eran.
"Cuando
un búfalo de agua pisa junto a un resto arqueológico, remueve
el barro y aproxima el objeto a la superficie, lo que hace que
éste parezca menos antiguo", continúa explicando nuestro
arqueólogo.
El trasiego animal puede hacer creer en la existencia de yacimientos
que en realidad no hay. Como dice Eren, "a veces encuentras
restos prehistóricos que han sido arrastrados a un valle desde
otro sitio y el ganado, al pisar el terreno que los cubre, los
saca a la superficie".
Cómo
detectar falsos yacimientos
Afortunadamente, el experimento de los arqueólogos texanos ha
servido también para descubrir una sencilla manera de descubrir
si un yacimiento es fiable. Cuando un animal pisa un resto arqueológico
en un terreno embarrado, su pisada suele fijarse con más fuerza
en uno de los extremos del objeto, haciendo que este extremo
quede más incrustado en el sedimento húmedo.
Por lo tanto, un yacimiento que ha sufrido el paso de muchos
animales contendrá restos esparcidos en diversas posiciones
y ángulos. Y normalmente los objetos enterrados acaban por aparecer
todos ellos apuntando hacia una misma dirección.
"Son
cosas que no sueles encontrar en ubicaciones "limpias"
al aire libre", según Eren. "Así que, si te pones
a excavar y los objetos que encuentras están dispuestos como
al azar, que no te quepa duda de que el sitio no es virgen,
y entonces tienes que tener mucho cuidado a la hora de sacar
conclusiones."
Estos avances podrían servir para explicar el nuevo, misterioso
descubrimiento llevado a cabo en el yacimiento de Attirampakkam,
en la India, donde los arqueólogos hallaron recientemente hachas
de la Edad de Piedra y otros utensilios que parecen haber sido
enterrados en posición casi vertical. (Relacionado: "Stone
Age Hand Axes Found at Bottom of North Sea.")
"Mucha
gente nos preguntaba cómo podía ser que todas las herramientas
estuvieran en posición vertical, pero tras concluir nuestro
experimento caímos en la cuenta de que [Attirampakkam] está
situado en la ribera de un río, donde las crecidas son frecuentes",
prosigue Eren. "Entonces nos percatamos de que lo que hacía
que las hachas aparecieran todas en vertical se debía posiblemente
al hecho de que habían pisado sobre ellas animales de gran peso".
Dudas
sobre anteriores descubrimientos
El antropólogo Julien Riel-Salvatore, de la Universidad de Denver
(Colorado) no duda en decir que este nuevo estudio "es
importantísimo."
"Aunque
son aspectos que los arqueólogos siempre hemos tenido en cuenta,
nunca hasta ahora habíamos podido demostrar hasta qué punto
procesos como las pisadas de animales podían influir en nuestro
trabajo", opina Riel-Salvatore, quien no participó en el
estudio.
"Es
muy posible que yacimientos al aire libre y situados junto a
fuentes de agua puedan verse afectados por algunos de los factores
que recoge el estudio".