Originaria
de la isla de Luzón, la codorniz Worcester sólo se conocía gracias
a dibujos basados en especímenes de museo desde hace varias
décadas.
Los científicos sospechaban que la especie, registrada como
«exenta de datos» en la lista roja de 2008 de la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza, estaba extinta.
Un equipo de TV documentó el ave todavía viva en un mercado
(ver arriba) antes de su venta en el mes de enero, según la
agencia de noticias France-Press.
Michael Lu, presidente del Wild Bird Club de Filipinas, declaró
a AFP que la abrupta desaparición de esta ave debe inspirar
una «concienciación local» con respecto de la fauna salvaje
en peligro de la región.
¿Y si fuese el último ejemplar de su especie? preguntó Lu.
Sin embargo, esta codorniz procede de una familia de aves notoriamente
reservadas y discretas, según la organización sin fines de lucro
Birdlife International, por lo que la especie podría haber sobrevivido
sin detección ni avistamientos en otras regiones.