HISTORIA
No sé exactamente cuándo nació pero me la encontré en primavera en la piscina. Se trataba de una mariquita que se estaba ahogando y la recogí. La quería dejar en una planta al exterior, como hago con todos los insectos que encuentro, pero me percaté de que le faltaba una alita y no podía volar.
Decidí entonces construirle una casita de cartón con agujeritos pequeñitos para que pudiera respirar bien.
No sabía si se trataba de un macho o de una hembra, pero me decanté por una hembra y le puse el nombre de Marina, porque la encontré en el agua.
Cada día, al salir del colegio, le traía una hoja húmeda de un árbol con bacterias y parásitos para que comiera. Hasta que un día, llegué a casa, y ella había fallecido. Y lloré mucho...
La tuve durante 1 año y medio, más de lo que vive una mariquita en la naturaleza. ¡Nunca la olvidaré!